lunes, 23 de agosto de 2010

Ver y sentir

Dejémonos de tonterias. Molesta sí, duele, quizá pero de todo se aprende y racionalmente me toca afrontarlo. Never more. Jamais plus. O ese es el plan (de momento)^^

Radicalmente opuesto, mil gracias a todos los que habeís hecho de este, pese a movidillas, un gran finde semana.

martes, 17 de agosto de 2010

Y lo bien que me siento después de escribir...

No paro de repetirme lo mismo una y otra vez y sigo sin conseguirlo aun...

"Tengo que conseguir que no me afecten tanto las acciones
y actos de aquellas personas que me importan de verdad"

Realmente no me hace ningún bien, entre tantas vueltas, mi cabeza acabaría perdiendo el norte...
Convencido estoy de la importancia de esas personas para mí, siendo cierto también que me cuestiono sí eso es recíproco pero nunca ha sido una duda con mucho fundamento, una leve brisa se la suele llevar, pero está ahí. Pero lo que me preocupa es que esas personas se hayan llegado a cuestionar su importancia. Eso me dolió, me duele y me dolerá.


Nunca pondré el tejado sobre una casa sin cimientos, los cimientos llevan años colocados, la estructura es cierto que hace poco se vino abajo pero que ahora se empieza a levantar siendo sólida, me da igual cuanto tarde siempre que el cemento fragüe bien.

Aquel castillo con el que sueño y siempre soñé perdido en tierras bárbaras, quizá algún día puede proyectar su reforma para empezar a vivir en él, pero ni prisa tengo, ni falta que hace.
Mi casa, nuestra casa, aun se está levantando. ¿Por qué he de pensar en una segunda residencia que otros ya tienen? No. Ahora no es el momento. Quizá nunca lo sea, pero por lo menos se que techo no me va a faltar.

Y sí, por mucho que no lo parezca y yo incluso me lo cuestione, me da igual que la gente tenga una casa mejor y una segunda residencia y no se tenga que preocupar nunca más de nada. Yo elegí preocuparme e intentar mejorar. Y sí, elegí bien por mucho que eso sea cuestionado.


domingo, 15 de agosto de 2010

La mochila

Si vas cargado con una mochila pesada, al quitartela, salta. Te sorprenderás de lo alto que puedes llegar. ¿No coneces esa sensación?. Así me siento yo ahora.

Sin mochila sobre mis hombros, todavía ando en medio del salto mirando a todas las direcciones del horizonte pero a ninguna en particular, da igual, ya no tengo ese peso, simplemente eso me hace feliz.

Realmente tengo ganas de que termine el salto, quiero llegar al suelo y poner los pies en tierra firme, así me daré cuenta de la veracidad de la situación, así me daré cuenta del hecho: no llevo la mochila.

Abajo, en tierra, ella espera. En mi camino, no podré nunca desprenderme de ella, aunque no me guste, siempre estará ahí y quizá me moleste en los momentos menos oportuno, pero que digo, es mi mochila, debo cargar con ella. Eso sí, no está sola, a su lado alguien que si no me ayuda en todo momento a llevarla, por lo menos es consciente de su peso.

La mochila no aparecerá en muchos momentos, en otros se hará mas latente y en otros simplemente será un objeto más pero yo no soy yo sin mochila y la mochila no es mochila sin mí.
Aparezca o no, la llevo conmigo.

Pasaremos caminos secos, lisos e incluso puede que alguno empedrado pero muchos serán angostos, pantanosos e irregulares así como rodeados de maleza donde la mochila se enganchará, pero pasaremos juntos o por lo menos esa es la idea, no se si el tiempo me la quitará...