domingo, 7 de noviembre de 2010

Hoy soy yo, hoy somos nosotros.


Música, charlas, cafés, tareas, reflexiones, fe, Dios, camino, vida, esperanza, entusiasmo, cariño, alegría, frío, humanidad, sueño, diversión, risas, dudas, sueños, temores, inquietudes, virtudes, defectos, sonrisas, amistad, compañerismo, equipo, trabajo, meta, senderos, guías, Jesús, J, hermandad, unión, complicidad, respeto, constancia, inocencia, verdad, espera, fallos, apoyo, confianza, sinceridad, tranquilidad, madurez, predisposición, cultura…¿Realmente alguien se sigue preguntando por qué soy feliz?


El plato principal. Personas de verdad. Personas que son lo que parecen, se muestran como son y que entre ellas, después de cuatro años y muchas convivencias, existe un vínculo muy fuerte. Personas que con solo una sonrisa te dicen como están, te levantan el ánimo o se abren a ti, de forma sincera, personal, casi utópica. Recibe y atesora esa sonrisa como un gran regalo y regálala ;el sentimiento positivo en ti, será enorme.

El segundo plato, el plato con mayor consistencia, mayor trabajo y mayor importancia. Sentirse bien. Cuando esa sensación de paz se apodera de ti, no puede explicarse. Has conseguido arreglar un problema que te llevaba trastornando tanto tiempo. Redescubrimiento en convivencia, momentos que con tesón se guardaran durante mucho tiempo. Nuevas bases quedan sentadas ante probables futuros cambios y eso quita de tu mente la preocupación de que todo vaya a terminar, de que aquello tan importante para ti, toque su fin.

¿El postre? La puerta nunca se cierra y quedan aun muchos platos por degustar de la carta. Siempre habrá tiempo.

La bebida, acompañamiento fundamental, cual sangre encargada del correcto funcionamiento del cuerpo y que, al igual que ésta, no se lleva el reconocimiento merecido: Él.